La psicoterapia no es únicamente para abordar problemáticas o psicopatologías. También puede tener un enfoque potenciador o de conocimiento introspectivo. Conocerse o hacer foco en las potencialidades puede abrir nuevas perspectivas y puertas en la vida. En conclusión, recurrir a una terapia psicológica no debería ser únicamente para cuando uno se siente mal, sino también para cuando se siente bien.

Cuando una persona tiene un trastorno depresivo, este interfiere con la vida diaria y afecta al desempeño normal de sus actividades cotidianas. La depresión es un cuadro clínico más frecuente de lo que se podría imaginar, y la mayor parte de quienes lo padecen necesita tratamiento para mejorar. La depresión se caracteriza por un estado de ánimo bajo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento. Puede causar ansiedad, insomnio, pérdida de apetito y falta de interés o placer por realizar diferentes actividades, así como afectar a las actividades laborales, escolares y familiares. En estos casos, recurrir a la psicoterapia se torna imprescindible.

La ansiedad es una sensación de nerviosismo, preocupación o malestar que forma parte de la experiencia humana normal. También está presente en una amplia gama de trastornos, incluidos el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de angustia y las fobias. Si bien cada uno de estos trastornos es diferente, todos presentan un malestar y una disfunción específicamente relacionadas con la ansiedad y el miedo. Además de la ansiedad, se presentan a menudo síntomas físicos, como dificultad para respirar, mareos, sudoración, taquicardia y/o temblor. Los trastornos de ansiedad a menudo cambian sustancialmente el comportamiento diario de las personas, llevándolas incluso a evitar ciertas cosas y situaciones. La ansiedad es una respuesta normal a una amenaza o una situación de estrés psicológico. Está relacionada con la sensación de miedo y cumple una importante función en la supervivencia. Sin embargo, la ansiedad se considera un trastorno cuando ocurre frecuentemente en momentos inapropiados, y es de tal intensidad y duración que interfiere en el desarrollo de la actividad habitual de la persona.

Consiste en un control escaso sobre su propia expresión afectiva en distintas situaciones sociales. Se caracteriza por muy poca flexibilidad y espontaneidad, falta de control y conductas disruptivas. Al contrario, la regulación emocional es la capacidad de modificar el propio estado emocional para promover comportamientos adaptados al contexto y orientados a los objetivos de la vida. Es la capacidad de responder a las demandas del entorno con un rango de emociones socialmente apropiado y suficientemente flexible como para ser espontáneos, retrasando o inhibiendo, si fuera necesario, reacciones no adecuadas al contexto. En el proceso que da como resultado la regulación emocional, se conjugan variables fisiológicas, cognitivas, emocionales, subjetivas y sociales que es necesario comenzar a identificar y canalizar saludablemente.

En ocasiones las personas se sienten faltos de confianza y consideran que no están a la altura de diferentes situaciones que nos acontecen en la vida. La realidad cotidiana o los eventos puntuales de la dinámica familiar o laboral puede generar la sensación de tsunami avasallante. Mejorar las herramientas subjetivas que se utilizan y descubrir las que ya se tienen, al momento de afrontar lo que se percibe como desbordante es clave en el marco de las diferentes circunstancias que hacen a la vida.

El psiquiatra George Engel planteó una pregunta muy interesante: ¿Es el duelo una enfermedad? Él señala que la herida que queda al perder a un ser querido es tan trágica como herirse o quemarse desde un plano más físico. Desde nuestro punto de vista, la única diferencia estaría en que la herida física la podemos ver, y la herida psicológica la tenemos que inferir atendiendo a lo que se expresa verbalmente, a través del lenguaje no verbal y a través del comportamiento. Engel entiende que, al igual que es necesario curar esa herida física para que no se infecte, será necesario sanar esa herida psicológica. Por tanto ¿el duelo es un proceso natural de sanación, no una enfermedad. A partir de ello, el trabajo del terapeuta se enfoca de forma directa o indirecta en el acompañamiento de la persona en duelo a través de las diferentes etapas del duelo. Esto, obviamente, puede ser causa o consecuencia de diferentes procesos personales, familiares y sociales que se irán acompasando a la disminución del sufrimiento.

Una enfermedad al final de la vida de algún miembro de la familia es una importante fuente de estrés y puede implicar tanto alteraciones emocionales como funcionales. A la anticipación de la pérdida y la presencia de síntomas complejos, se unen dificultades en el funcionamiento familiar producto o no del malestar emocional. Además de enfrentarse a su propio dolor y a cambios del enfermo, los familiares deben proveer de cuidado emocional y físico al paciente, intentando mantener el funcionamiento cotidiano. En las enfermedades de larga duración que conllevan una prolongada agonía suele aparecer la claudicación familiar, la cual se define como la incapacidad de los miembros de una familia para ofrecer una respuesta adecuada a las múltiples demandas y necesidades del enfermo; se manifiesta en la dificultad en mantener una comunicación eficaz con el paciente, entre los miembros sanos y con el equipo terapéutico. Si no se resuelve, puede derivar al abandono emocional del paciente y la ausencia o deterioro de los cuidados. Cuando una persona se encuentra atravesando los últimos momentos de su vida, resulta imprescindible optimizar las dinámicas familiares y de pareja, en pos de que los niveles de ansiedad de los integrantes de la familia no obstaculicen las despedidas y la sana expresión de los vínculos.

La terapia de pareja es un recurso para que las personas puedan resolver los conflictos que pueden surgir, entre otras cosas, por el deterioro o desgaste de la relación. Nuestro propósito es focalizarnos en el conflicto, poniendo principal énfasis en la comunicación, ya sea para poder recuperar la pareja o, en todo caso, para brindar a los consultantes herramientas para hacer la ruptura lo menos dolorosa y conflictiva posible.

La terapia familiar consiste en tratar aspectos conflictivos entre los miembros de un mismo núcleo familiar. Lo que se busca alcanzar es el restablecimiento del equilibrio de la familia, ya sea ante conflictos, tensiones o problemas en la comunicación. Nuestra propuesta es ayudar a los consultantes para que puedan implementar cambios positivos en la forma de relacionarse en el ámbito familiar, basados principalmente en el respeto y la escucha.

El abuso sexual puede ser un acontecimiento totalmente traumatizante, que requiere un acompañamiento integral. Desde el abordaje psicológico no se busca olvidar, minimizar ni mucho menos negarlo. Lo que se busca es brindar herramientas para que la persona pueda elaborarlo y resignificarlo mediante palabras que ayuden a ser asimilado. No es fácil emprender este camino. Asimismo, nos proponemos acompañar y sostener.

Las disfunciones sexuales son los problemas que afectan a la capacidad (tanto en hombres como en mujeres), para accionar sexualmente o experimentar placer sexual. Nuestra intención, cómo terapeutas, es poder acompañar a quienes se encuentren ante esta conflictiva, a trabajar y ponerle palabras, conjuntamente a las consecuencias añadidas, cómo inseguridad, falta de confianza, frustración, entre otras. Se sabe que hay un gran tabú alrededor de “no ser productivo” sexualmente, por ello brindamos un acompañamiento directivo y de sostén ante este malestar.

Mudarse de casa a otro país no es únicamente el alejarse de los seres queridos que quedan atrás. Hay una cantidad grande de variables a considerar en ese quiebre vital: desde las costumbres hasta la moneda en que se recibe el salario. Se expresa una gama de modificaciones culturales, colectivas, vinculares y subjetivas que requieren un proceso de elaboración de duelos que de no desarrollarlos acorde y saludablemente puede que acarree la no adaptación al nuevo espacio vital. Resulta fundamental que el “extrañar” no se torne equivalente a “no adaptarse”.

La adolescencia es muchas veces una problemática en sí misma, pero paradójicamente no por tratarse de un problema, sino por lo complejo que resulta el aceptar los cambios que esta etapa vital acarrea en diferentes áreas de la vida. Desde cambios corporales hasta sociales, pasando por modificaciones en los criterios de autoridad de los responsables a cargo, resulta fundamental darle un lugar concreto y específico a la subjetividad en términos tanto vinculares como sociales y colectivos.

Durante este proceso se busca que la persona se conozca mejor a sí misma y reconozca cuáles son sus deseos y potencialidades. Es importante afrontar con tiempo esta situación para ir conociendo poco a poco la oferta educacional, la situación del mercado, los intereses personales y los objetivos a futuro. Mediante el proceso de orientación vocacional y ocupacional se intenta acompañar a la persona durante una etapa de la vida donde se presentan dudas con respecto a qué hacer y qué camino tomar, por eso se vuelve necesario ordenar poco a poco todos los problemas e interrogantes que se van presentando. Es lógico que durante una etapa de decisión vocacional surjan emociones de ansiedad, angustia y desánimo. Estos sentimientos pueden llegar a interferir en el proceso de análisis y reflexión, por lo que es importante aprender a canalizarlas para recorrer con tranquilidad el camino hasta el momento de la decisión.

La intervención centrada en la familia se trata de una modalidad de atención en la cual la interacción se produce entre el terapeuta y los cuidadores principales, siendo ellos quienes luego ponen en práctica las intervenciones de manera directa con su hijo e hija. El terapeuta se focaliza en capacitar a los cuidadores, atendiendo a la singularidad de su dinámica familiar, tomando como base del trabajo sus preocupaciones y desafíos, y poniendo el énfasis en potenciar sus fortalezas. De este modo, los cuidadores adquieren las nociones necesarias para abordar las dificultades reales en su contexto natural, aumentando así las oportunidades de aprendizaje en el día a día. Desde este enfoque, el profesional deja de ser pensado como “experto” o “figura de autoridad” para convertirse en socio de la familia, estableciendo los objetivos de manera consensuada y promoviendo una relación de confianza que permita a los cuidadores sentirse asesorados y acompañados en todo el proceso.

A diferencia de la orientación sexual, la identidad de género es la percepción que tiene cada persona sobre si misma y su cuerpo, consciente de pertenecer a determinado sexo. El acompañamiento por parte de un profesional formado en diversidad sexual, puede ayudar a despejar dudas sobre la identidad no solo de género, sino también sobre los deseos sexuales.

El deporte es parte de la vida de muchas personas, y como tal debe otorgársele el lugar que corresponde. Los procesos cognitivos, emocionales y conductuales de las personas tienen una influencia directa en el desarrollo deportivo; a la vez que los beneficios del ejercicio físico repercuten en el bienestar. Nuestro objetivo es mejorar los resultados deportivos y el bienestar personal.